viernes, 9 de noviembre de 2012

Actualización del estado de salud del Rev. Bernabé G. García al 6 de noviembre de 2012.


Actualización del estado de salud del Rev. Bernabé G. García al 6 de noviembre de 2012.
Cuando salía de mi casa temprano en la mañana del martes a llevar a mi hijo Daniel a la parada del autobús, mi teléfono sonó. Le eché una mirada al teléfono y vi que la llamada era de mi hermano Joseph. Pensé que se preguntaría si íbamos a trabajar ese día así que contesté el teléfono alegremente. Las primeras palabras que salieron de su boca me helaron los huesos. “Bernie”, me dijo, “el doctor dice que necesitamos hablar como familia, necesitamos que vengas al hospital ahora.”

“Ok”, contesté, “voy de salida a llevar a Daniel a la parada del autobús. Estaré ahí tan pronto como pueda.” 

Joseph continuó explicándome
que el doctor de mi papá le había llamado a las 6:30 a.m. El doctor estaba preocupado de que los deseos de mi padre no estuvieran siendo tomados en cuenta. Aparentemente parecía que mi padre no quería usar la mascarilla de oxígeno (que se pone sobre su nariz y boca). Sin esta mascarilla se vería limitado a otro tipo de mascarilla que no le permitiría inhalar y exhalar, de tal modo que el siguiente paso tendría que ser reinsertarle por la boca el tubo para volver a usar el ventilador, o hacerle la traqueotomía. Mi padre había dicho que NO quería la traqueotomía y el doctor interpretó esto como que mi papá quería irse a casa (con Dios).

¿Cómo era esto posible? ¡Estaríamos regresando a donde estábamos la noche del viernes! Me apresuré hacia mi casa, hice los arreglos necesarios para que alguien cubriera mi turno en mi trabajo, desperté a mi esposa, nos alistamos y corrimos hacia el hospital. Todos los hermanos y hermanas fueron llamados e informados de que necesitábamos reunirnos en el hospital urgentemente. Gemí internamente mientras me imaginaba otro día lleno de estrés.

Sin embargo, cuando llegué encontré que Joseph se las había arreglado para controlar la situación. Había hablado con nuestro papá explicándole que la mascarilla de oxígeno era necesaria para mejorar la funcionalidad de sus pulmones para que él pudiera regresar a su hogar con su familia. “Papá, ¿te quieres ir a casa?” Mi papá sacudió su cabeza indicando que no. “Papá, no quiero decir a casa con el Señor, sino a tu hogar con tu familia, ¿Quieres irte a tu casa con nosotros?” Mi papá vigorosamente asintió con su cabeza. “Bueno papá, si te rehúsas a usar la mascarilla de oxígeno entonces el doctor piensa que estas eligiendo morir. ¿Es esto lo que quieres?” Mi papá sacudió la cabeza diciendo ¡NO!

A los pocos minutos después, cuando la enfermera preguntó si estaba cansado, él dijo que si. Ella entonces le preguntó si podía ponerle la mascarilla de oxígeno y contestó que sí podía hacerlo. ¡Gracias Señor!
Esperamos algunas horas en el hospital. Mi mamá y Joanna llegaron casi inmediatamente que yo, ambas se encontraban notablemente sacudidas y casi en llanto. Rápidamente les expliqué que la crisis ya había sido manejada, pero que el doctor aun quería hablar con nosotros como familia. Debbie y Moy llegaron poco después. Nos sentamos a esperar que apareciera Billy, pero cuando dieron las 11:00 a.m. y aún no llegaba, se nos avisó que el doctor estaba por retirarse del hospital, así que tal vez podríamos hablar con él al día siguiente. Así que programamos la cita con el doctor para las 8:30 a.m. del miércoles. Por favor manténganos en sus oraciones.
Me fui alrededor de las 2:00 p.m. a recoger a mi hijo Daniel a la parada del autobús escolar y llevarlo a su práctica de Rugby. De camino a su práctica se nos acabó la gasolina y caminamos la última media milla hasta las instalaciones de la práctica. Mi hijo Bernie III tuvo la amabilidad de comprar gasolina y llevármela para que pudiera regresar. Para cuando llegué a casa eran cerca de las 8:30 p.m. Tomé una peque siesta y regresé al hospital como a las 11:30 p.m.

Mi hermana Joanna me envió su reporte de su día en el hospital:
Ha sido un día muy duro hoy. Mi papá le dijo al doctor que no quería ya ponerse su mascarilla de oxígeno y que quería que le desataran las manos. Seguía preguntando por Bernie Jr. Seguía diciendo que quería irse a casa. El doctor entendió que quería irse a casa (con Dios) así que le desataron las manos y le quitaron la mascarilla. Luego nos llamaron a todos esta mañana para que el doctor pudiera hablar con nosotros. Mientras esperábamos que estuviéramos todos, Joseph cuestionó a mi papá y se dio cuenta que mi papá quiere VIVIR e irse a casa con su familia. Pudo entender que para poder irse a casa él necesita usar la mascarilla de oxígeno o hacerse una traqueotomía, cosa que él definitivamente no quiere. Cuando comenzó a tener sueño, la enfermera le preguntó si podía ponerle la mascarilla y él dijo que sí. Cerca de las 4:30 p.m. él se sacó el tubo con el que le alimentan. Debbie entró con él. Cuando llegué eran como las 4:45 p.m. Cuando entré él estaba sobresaltado. Aparentemente lo había hecho por accidente y estaba muy ansioso por esto. Pudimos calmarle y la enfermera también le calmó. La enfermera tuvo que volverle a insertar un nuevo tubo. Él ha estado estable, pero realmente necesita las oraciones de todos. Aun falta mucho para que sus pulmones puedan estar completamente sanos. Mi papá está muy cansado de estar en el hospital. Las cosas podrían tardar mucho y salir mal, pero debemos tener fe en que Dios va a terminar la obra. Debe entenderse mucho cuando digo que él AUN está en su octavo día en la Unidad de Cuidados Intensivos.

Mi hermano Joseph me dijo que “ahora quieren que alguien se quede con él en la habitación toda la noche porque se quita la mascarilla de oxígeno. Vamos a tener que tomar turnos para estar con él en la habitación porque esto va a ser duro. Y puedo decirte que ahora mismo ya es duro.”

Así que aun estando estable hay algunos problemas. Mantengan a mi padre en sus oraciones. Continúen orando por su completa sanación y por el fortalecimiento de sus pulmones. Para que él sea un poco menos terco y un poco más dispuesto a acatar los consejos de los doctores para su cuidado. Muchas gracias. 
Que Dios les bendiga.

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